El Hogar disputó la victoria ante un gran equipo como el Torpedo 66 de Cebolla, en la jornada aplazada por la federación a cuento de la selección regional. Los alcarreños realizaron un partido muy completo y pudieron doblegar en el marcador al equipo avispado, no sin esfuerzo y dificultad.

El equipo visitante dio buena muestra en el campo de su calidad y de su privilegiada posición en la tabla, mientras que El Hogar, desde el comienzo del partido, supo llevar la iniciativa y pudo plantarse ante el meta cebollano en numerosas ocasiones. 

No obstante, hubo que esperar a la genialidad de Rodrigo para ver la red en movimiento. En un saque de falta, al borde del área, acarició el esférico y lo mando a la escuadra en una bella trayectoria; sin que nada pudiera hacer el guardameta para atajar el balón. Intentó reaccionar el Torpedo pero los hogaristas estaban bien plantados y con ímpetu de sobra, así que llegó el descanso con ventaja para los locales. El Hogar tenía el partido donde había soñado.

La segunda parte dibujó un escenario en el que los locales se movían como pez en el agua. Movían el balón en el centro del campo con propiedad y diligencia en los pases. Arriba, los extremos, en continuo movimiento y asistidos por sus compañeros, se convirtieron en un dolor de muelas para la defensa negra-amarilla. Mientras tanto, Mario, Iulian y Jorge mantenían a raya las acometidas de los visitantes. 

No tardó en llegar el segundo gol al casillero alcarreño, por mediación de Alex, y las ocasiones más claras de la tarde se fueron sucediendo una tras otra. En la grada, presa de un entusiasmo desatado,  se cantó el tercer gol  varias veces. Todas ellas en falso. 

El fútbol no entiende de ocasiones perdidas y  cerca del minuto 90, tras poner a prueba a Christian en varios disparos cruzados, el Torpedo logró marcar y restar distancias. En el desenlace del partido se había producido un giro de guion y los locales sufrieron para mantener la ventaja.

Como en las mejores novelas de Raymond Chandler, el suspense se mantuvo hasta la última página. El pitido final no llegaba y los tres puntos peligraban en cada ataque del Torpedo. La última jugada acabó con el balón en el área; a la altura del punto de penalti. Se hizo el silencio para ver como la pelota volaba hacia la red y, al mismo tiempo, contemplar como el portero local Christian -en el aire, escorado y batido- realizó la parada del partido. Con el pie, en pleno vuelo y sin nadie saber cómo, despejó a córner el fuerte disparo del delantero avispado. Una parada al alcance de pocos porteros que se tradujo en dos puntos para el Hogar.

La próxima semana, el Hogar visita al Santa Cruz en un partido clave para las aspiraciones del equipo blanquiazul.

¡Aúpa Hogar!