AD HOGAR ALCARREÑO SAD

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Más de 50 años marcando goles...

Desde el pitido inicial, se sabía que sería un duelo de garra, un pulso igualado donde ningún centímetro se podía regalar. El juego no era fluido y fue continuamnete interrumpido por la firmeza de ambas defensas. Pero en un descuido, en una galopada por la banda izquierda local, el Optense se adelantó. Un gol visitante que silenció la grada alcarreña y cambió la historia del partido.

Llegó el segundo tiempo. El Hogar Alcarreño inició el asedio de la meta de Huete.  El poste estuvo a punto de sonar, un balón se marchó por centímetros, el portero visitante se vistió de héroe en una ocasión de Sierra pero la fortuna, caprichosa, se negaba a sonreír. 

Y cuando la desesperación ya se agarrotaba en las piernas de los locales, llegó la puñalada. Una jugada desgraciada, un balón que sale rebotado de donde menos se espera, y el silencio. El 0-2, un mazazo que parecía el final de la historia, la sentencia a una lucha sin recompensa.

Pero el orgullo no entiende de marcadores. En el minuto de descuento, con el último aliento, el Hogar Alcarreño arrancó un gol.  

Y el tiempo se acabó. El pitido final llegó tras el gol local. El Optense de Huete se lleva los tres puntos; el Hogar Alcarreño, la lección de que en este deporte, la pelota es la única que tiene la última palabra. Y hoy, sencillamente, no quiso escuchar sus ruegos.

¡Aúpa Hogar!

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